lunes, 20 de abril de 2020

¿Cómo desarrollar un proyecto de aplicación móvil? - Consejos para lograr objetivos

     A continuación trataremos una serie de temas con la idea inicial, la definición y planificación de nuestro proyecto, qué debemos tener en cuenta a la hora de seleccionar un equipo de desarrollo y la necesidad de cuidar nuestra imagen de marca y los pequeños detalles del proyecto.

      Todo proyecto parte de una idea inicial y solemos pensar que seguro somos los únicos a los que se les ha ocurrido esa idea. La realidad es que probablemente alguien haya desarrollado algún proyecto con características comunes al nuestro. Es importante hacer una búsqueda en profundidad y analizar de qué manera, otras personas han enfocado la resolución de un problema de naturaleza similar.

     Una vez tenemos clara cuál es nuestra idea, debemos documentarnos para definir nuestro proyecto con precisión y elaborar a partir de ello un plan de negocio realista. La buena información no abunda, particularmente en Internet, y suele ser difícil de conseguir. Es conveniente hacer un esfuerzo y recurrir a fuentes que nos puedan proporcionar información de calidad. En ocasiones, tendemos a plantear proyectos muy ambiciosos que no son realizables con el presupuesto o la tecnología que manejamos. Es importante ser realista en este aspecto para establecer así objetivos que sean alcanzables con los recursos de los que disponemos. No debemos temer hablar abiertamente sobre nuestros proyectos por miedo a que nos copien. La mejor manera de proteger nuestras ideas es desarrollarlas rápidamente para ir por delante del resto.

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     Si por cualquier motivo manejamos información sensible, podemos preparar un Acuerdo de Confidencialidad (NDA) para firmar antes de comentar detalles delicados sobre nuestro proyecto. No obstante, has de tener en cuenta que ir con un NDA por delante te cerrará muchas puertas y dificultará la comunicación con potenciales colaboradores e inversores. Lo ideal es que hables sobre tu proyecto evitando contar detalles que considere sensibles.

     Una vez tenemos claro qué problema queremos abordar, es el momento de diseñar nuestra aplicación. En vez de proponer un conjunto extenso de funcionalidades, lo ideal es empezar a trabajar a partir de un Producto Mínimo Viable (MVP) e iterar sobre él hasta obtener un producto maduro.

     Un MVP es aquel producto que integra la funcionalidad mínima necesaria para solucionar el problema que queremos abordar. Una vez desarrollado este producto mínimo, iremos añadiendo de forma progresiva más funciones en base al feedback de nuestros usuarios y modificando aquellos aspectos que tengan menos aceptación. Si trabajamos con esta metodología, nuestro producto crecerá de forma racional en base a las necesidades reales de nuestros usuarios. Si abordamos desde el inicio el desarrollo de todas las funciones que podemos imaginar sobre el papel, corremos el riesgo de gastar recursos en funciones que posteriormente pueden ser consideradas inútiles por los usuarios reales.

     Cuando hablamos de lo mínimo queremos decir lo justo y necesario para que la app cumpla con el objetivo principal de nuestra idea, de forma limitada y sin aderezos. Una vez definido nuestro MVP, es conveniente elaborar un diagrama de pantallas en donde se presenten los diferentes menús y opciones de nuestra futura aplicación. Con un diagrama claro y conciso podremos explicar nuestro proyecto al equipo de desarrollo y demás colaboradores del proyecto.

     Para desarrollar nuestro MVP es recomendable centrarnos al principio en una sola plataforma. Una vez estemos seguros de la utilidad de nuestro producto, será el momento de abordar el desarrollo para otras plataformas. Abarcar varias plataformas desde un inicio supone un gasto importante de recursos.

     Una vez embarcados en el desarrollo de nuestra app, es conveniente mantener una actitud flexible en la fase de programación y estar abiertos a cambios en función de los resultados que vayamos obteniendo. La evolución de la tecnología o la implementación de ideas que no terminan funcionando como imaginamos desde un inicio pueden convertirse en un lastre sino actuamos de manera flexible en la fase de desarrollo.

     Antes de comenzar el desarrollo de nuestro proyecto, debemos tomar decisiones relativas a la tecnología que vamos a usar. Aparte de las restricciones técnicas que tenga nuestro proyecto, no debemos de olvidar los aspectos relativos al coste. La elección de una u otra tecnología variará notablemente el coste de desarrollo de nuestra aplicación. Cuando hablamos de costes no solo nos referimos al coste de desarrollo inicial de la app, también nos referimos a los costes de mantenimiento de la app una vez haya sido lanzada al mercado, así como el coste de los servicios de los que puede hacer uso.

     Llegado el momento de seleccionar un equipo de desarrollo es recomendable buscar perfiles o empresas que cuenten con experiencia en el lanzamiento de productos comerciales. También es deseable que exista una buena sintonía en el plano personal, pues el desarrollo del proyecto requerirá de una comunicación constante con el equipo técnico. De la misma forma es conveniente asegurarnos que dispondremos del equipo de desarrollo en el momento de publicación de la app y que podremos contar con él para resolver problemas que puedan aparecer en momentos posteriores al lanzamiento, así como llevar a cabo labores de mantenimiento de la app una vez esté en el mercado.

     En multitud de proyectos el equipo de dirección pone el foco en los aspectos técnicos de nuestra aplicación, dejando de lado la imagen corporativa y la experiencia de usuario de la misma. En ocasiones, una buena experiencia de usuario marca la diferencia entre el éxito o el fracaso de una aplicación, independientemente de las opciones técnicas que esta incorpore.

     Igualmente, a la hora de lanzar nuestra aplicación es conveniente cuidar los textos e imágenes que componen el perfil de nuestra app en los markets digitales, así como planificar con antelación la creación de estas cuentas. De la misma forma, debemos cuidar la imagen de marca de nuestra app, prestando atención al logotipo y creando una web en la que se informe sobre el producto y sus posibilidades. No está de más recordar que la concepción, diseño, desarrollo y lanzamiento de la app son solo los primeros pasos de un largo camino. Una vez publicada la aplicación debemos reservar recursos para labores de mantenimiento, actualización y comunicación continua con nuestros usuarios. Esto requiere de un esfuerzo importante que hemos de contemplar en nuestra planificación inicial.

     Por último y, no menos importante, es recomendable prestar atención a los aspectos relativos al marketing de nuestra aplicación. Existen muy buenas aplicaciones que nadie usa porque no las conoce. Es conveniente establecer una estrategia para dar a conocer nuestra aplicación incluso antes de que la lancemos, reservando los recursos necesarios en nuestro plan inicial de desarrollo.



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