lunes, 27 de abril de 2020

La industria de las aplicaciones. Las apps de salud y bienestar, y médicas


Las apps de salud se distinguen en dos grandes categorías: salud y bienestar, y medicina. Su principal diferencia es el rigor de la información que recopilan y ofrecen. Las apps de salud y bienestar están pensadas para un usuario final de gran consumo, no profesional y están orientadas a ayudarnos a mejorar nuestro estado personal, pero de una forma amateur. 

Las apps médicas, por su parte, ofrecen unas funcionalidades e información avaladas científicamente. En caso de ofrecer un diagnóstico automático, el algoritmo encargado del mismo está desarrollado y avalado por profesionales médicos. Estas apps están consideradas como dispositivos médicos o medical devices. Desarrollar cualquier tipo de producto digital requiere siempre tener muy claro dos puntos clave: objetivos de negocio y necesidades de los usuarios finales. Los objetivos de negocio suelen ser dos: pago por descarga, que se da principalmente en las apps de salud y bienestar, o valor añadido como producto dentro de un servicio de mayor envergadura, como puede ser una herramienta médica dentro de un hospital o una app de ayuda al tratamiento patrocinada por un laboratorio farmacéutico.

En cuanto a los tipos de usuarios, los podemos clasificar de la siguiente forma:

  • El paciente: Es el tipo de perfil al que están enfocadas la mayoría de las aplicaciones de salud. Si una app está pensada para ser usada por un paciente, además de otros perfiles, el paciente siempre ha de ser el usuario principal sobre el que construir todo el proyecto.
  • El cuidador: En algunas apps se facilita la presencia de un cuidador que, sin ser personal sanitario, puede monitorizar al paciente y servirle de apoyo.
  • El médico especialista: Muchas apps ofrecen conexión médico paciente. En este caso el médico puede acceder a los datos del paciente de forma remota de manera que pueda obtener gráficas de la evolución del tratamiento en tiempo real. En otros casos la app está pensada para un uso exclusivo entre profesionales.

Como vemos podemos tener distintos grupos de usuarios potenciales con necesidades distintas y que harán un uso diferenciado al del resto de usuarios. Las apps de salud suelen tener dos características: ofrecen información al usuario acerca de un tema concreto (generalmente enfermedades) y proveen de una herramienta que facilita el tratamiento al paciente. En algunos casos ambas funciones se combinan y complementan.

Una vía de actuación que está teniendo mucha presencia en las apps de salud es la llamada a la acción por parte del usuario, tratando de generar una mayor adherencia de este con su tratamiento a través de la app. 

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Los tres problemas principales a la hora de desarrollar aplicaciones en entorno de la salud son los siguientes:

  • Certificación médica de las funcionalidades y contenido que ofrece: Parece una obviedad, pero no todas las apps de salud que hay actualmente en el mercado disponen de un contenido o funcionalidades certificadas por personal médico. Esto puede suponer un grave problema y ya hay autoridades trabajando en certificar las apps de salud. En España, la Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía es la institución pionera en este sector con su iniciativa de distintivo app saludable.
  • Experiencia de los potenciales usuarios con las nuevas tecnologías: Muchos de los pacientes o médicos a los que va dirigida la app son de una edad por encima de los 50 o 60 años y su experiencia con smartphones es nula o se reduce a usarlo como un teléfono con cámara de fotos. Esto es en ocasiones un hándicap para determinar las afecciones crónicas, puesto que tienen un cuadro clínico de incidencia por encima de los 60 años y hacen que articular una estrategia de seguimiento basado en una app no termine de funcionar.
  • Falta de protocolos de securización de datos obtenidos de pacientes: Las apps de salud, en especial las que recopilan datos de paciente deben incluir protocolos de seguridad para salvaguardar los datos de los usuarios. Muchas de las apps de salud tienen su lógica de negocio fuera de la propia aplicación alojadas en un servidor externo, de forma que el usuario accede a ellos a través de Internet y mediante unas credenciales personales. Es esencial que las comunicaciones estén correctamente cifradas de modo que ningún tercero puede interceptar la transmisión de datos y acceder a los mismos. Otra medida de seguridad es la no trazabilidad de datos. En todas las apps en las que se almacenen datos de pacientes, la propia base de datos debe imposibilitar la asociación de datos clínicos con datos personales.

Un peligro que existe son las apps de salud que prometen ciertas funcionalidades de medicina y diagnóstico en base a los sensores que incluyen de serie la mayoría de smartphones del mercado. 

La certificación médica de las funcionalidades y contenidos que ofrecen las aplicaciones de salud es la parte más importante. Al tratar un tema tan serio, toda la información que le damos a los usuarios, ya sean de tipo paciente o médico, tienen que tener todas las garantías de fiabilidad y seguridad.

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