jueves, 23 de abril de 2020

Necesidades específicas para el desarrollo de Apps en dispositivos móviles

Cuando desarrollamos aplicaciones para dispositivos móviles, debemos tener en cuenta que sus características no son las mismas que las de los PCs o las consolas de videojuegos. 

Aspectos tales como la capacidad de procesamiento, la memoria o la duración de batería deben ser tenidas en cuenta. También debemos pensar a largo plazo y considerar cuál va a ser la evolución de la aplicación, su escalabilidad o las características de pago.

La primera cuestión que debemos a tener en cuenta es si vamos a desarrollar para una única plataforma o si soportaremos distintas plataformas, distintos tipos de dispositivos y distintas versiones del sistema operativo.

En el primer caso tendremos la ventaja de que podemos centrar todos nuestros esfuerzos en un objetivo específico. Por el contrario, la desventaja es que disminuiremos el volumen del mercado. Si decidimos soportar distintas plataformas y versiones del sistema operativo, tendremos que multiplicar esfuerzos desarrollando recursos y adaptándonos a las particularidades de cada una de ellas. Además, deberemos pensar si queremos mantener un aspecto homogéneo de la aplicación en todas las plataformas o si, por el contrario, queremos adaptarnos a las características específicas de cada sistema. En el primer caso deberemos desarrollar nuestras propias librerías, mientras que en el segundo podremos aprovechar las que vienen con el sistema operativo.

En segundo lugar, debemos decidir qué tipos de dispositivos vamos a soportar, bien sean smartphones, tablets o ambos. De ello dependerá que tengamos que desarrollar interfaces gráficas para distintos tamaños de pantalla o recursos gráficos para distintas resoluciones. Si vamos a dotar a nuestras aplicaciones de formas de interacción novedosas o si su funcionalidad depende de ello, deberemos analizar cuidadosamente cuáles de los sensores que nos ofrecen las distintas plataformas vamos a utilizar, así como lo que haremos en caso de que alguna de las plataformas no disponga de alguno de los sensores elegidos. En el mejor de los casos solo supondrá eliminar funcionalidades menores de la aplicación, mientras que en otros casos puede suponer rediseñar completamente la interacción.

Otra de las características de los dispositivos móviles es que son más limitados que sus homólogos de escritorio. Por ejemplo, su capacidad de procesamiento es menor, de manera que el resultado será menos eficiente que en los PCs.
Por otro lado, si nuestra aplicación consume mucha memoria, tendremos que tener en cuenta que los usuarios que no dispongan de dispositivos de última generación probablemente no puedan utilizarla. Finalmente hay que tener en cuenta la capacidad de almacenamiento del dispositivo. Aunque en muchos casos ésta se puede extender a través del uso de tarjetas de memoria, no siempre es así y, si nuestra aplicación necesita residir en la memoria interna del teléfono, lo que puede suceder es que los usuarios tengan que elegir entre nuestra aplicación y las de nuestros competidores.

Existen otras características que condicionan el desarrollo de nuestras aplicaciones. Una de ellas es, por ejemplo, la duración de la batería. Nadie va a estar dispuesto a utilizar nuestra aplicación si se reduce drásticamente la duración de la batería. Este constituye uno de los principales motivos de queja en las tiendas de aplicaciones.
También debemos diseñar cuidadosamente el comportamiento de nuestra aplicación cuando no estamos conectados a la red, bien sea porque la ha deshabilitado el usuario o porque estamos en alguna zona sin cobertura. Igualmente debemos tener cuidado con el consumo de datos. Muchos usuarios disponen de tarifas de datos con limitaciones y no están dispuestos a ampliarlas únicamente para utilizar nuestra aplicación. 

Otra característica a tener en cuenta es la velocidad de la red, ya que, si estamos trabajando con aplicaciones que requieran comunicaciones en tiempo real, se pueden producir retrasos indeseados. Finalmente, también debemos tener en cuenta posibles problemas en las características de posicionamiento. Si estamos usando aplicaciones que requieran la utilización del GPS, podemos encontramos con zonas de sombra que no nos permitan hacer el posicionamiento adecuadamente.

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A la hora de desarrollar nuestra aplicación, debemos pensar si lo haremos sobre dispositivos reales o sobre un emulador.
En el primer caso tenemos la ventaja de que disponemos de todos los elementos que necesitará nuestra aplicación y de un entorno de ejecución real. La desventaja es que puede resultar más caro si estamos desarrollando aplicaciones para distintos dispositivos. Si decidimos desarrollar utilizando un emulador, contamos con la ventaja de que este desarrollo va a ser mucho más versátil. Por el contrario, tendremos como desventaja que las ejecuciones serán un poco más lentas, que podemos no contar con algunos de los elementos que necesitemos a la hora de ejecutar la aplicación, como los sensores, y que determinadas pruebas necesitaremos hacerlas sobre los dispositivos físicos o en entornos reales.

Aunque nuestra aplicación comience a utilizarla un grupo reducido de usuarios, es de esperar que esto cambie. A medida que más gente vaya utilizando nuestra aplicación, irán haciendo acto de presencia fallos ocultos.
Igualmente, cada vez deberemos ir dotando a nuestra aplicación de mayor funcionalidad. Esto, en primer lugar, fidelizará a los usuarios actuales y, en segundo lugar, atraerá nuevos usuarios. Por lo tanto, deberemos planificar cuidadosamente las actualizaciones de nuestra aplicación para que la experiencia de los usuarios siga siendo satisfactoria. El crecimiento en el número de usuarios de nuestra aplicación pondrá a prueba su escalabilidad y la de la infraestructura que la rodea, ya que no es igual soportar mil usuarios que varios millones de ellos. Además este crecimiento en el número de usuarios se producirá con público de otros países, con lo que habrá que planificar también como dotar a nuestra aplicación de mayor número de idiomas.

Debemos tener en cuenta desde el principio dónde vamos a querer publicar nuestra aplicación, ya que las distintas tiendas de aplicaciones imponen diferentes requisitos para poder publicarlas. Si tenemos en cuenta desde el principio estos requisitos, cuando llegue el momento de lanzar la aplicación, será mucho más fácil que podamos pasar los filtros impuestos por estas tiendas.

Otra de las cuestiones que deberemos pensar es en las distintas posibilidades de monetizar nuestra aplicación, ya que de ellas dependerá, por un lado, la distribución de la mismas y, por otro lado, los beneficios que obtengamos. Dada la gran cantidad de aplicaciones gratuitas que existen en las tiendas de aplicaciones, un usuario que pague por nuestra aplicación demandará una serie de características que pueden parecer a priori irreales. Por ello una de las opciones consiste en el llamado In-App Billing. Esto consiste en distribuir nuestra aplicación de manera gratuita para posteriormente vender características avanzadas dentro de la misma. 

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Finalmente, debemos tener en cuenta que la distribución de aplicaciones para dispositivos móviles se hace de manera distinta a la del software tradicional. Por ello debemos buscar maneras efectivas y eficientes para llegar a nuestro público objetivo. Si el coste de las campañas de marketing es superior a los beneficios esperados, entonces tenemos que buscar maneras distintas de distribuir nuestra aplicación.

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